Una de las averías más habituales en las calderas del hogar es la provocada por la falta de presión en el agua o por exceso de la misma.
La presión del agua de tu caldera debe situarse entre 1,2 y 1,5 bares cuando está en frío y con la bomba parada. Este dato lo puedes mirar en el barómetro que incorpora la misma caldera.
Cuando los valores se sitúan por encima o por debajo, tu caldera no funciona como debería y el agua no alcanza la temperatura deseada. Si el valor indicado es cero, directamente la caldera no se enciende.
Baja presión
Cuando la caldera detecta que hay una baja presión de agua, automáticamente se bloquea como medida de seguridad, intentando evitar una avería mayor y más costosa.
Este bloqueo puedes desactivarlo abriendo la llave de llenado para incrementar la presión hasta el nivel adecuado. Una vez alcanzado, recuerda cerrar la llave. Te recomendamos consultar el manual de instrucciones de tu caldera, en él se indica cómo debes hacerlo de forma correcta.
Alta presión
Cuando por el contrario, la caldera detecta una alta presión del agua, el vaso de expansión no es capaz de absorber ese aumento de presión y la válvula de seguridad se abre para liberar presión.
La alta presión puede deberse a varias cosas, por una carga excesiva que hayas podido provocar al manipular la llave, a un fallo de la válvula de seguridad o del vaso de expansión, etc.
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